Los científicos que estudian el cerebro están placemos, por fin los secretos de uno de los desordenes mentales mas horribles y devastadores, cuyos síntomas como la perdida de memoria y el cambio brusco de personalidad no son de desear ni al peor de nuestros enemigos, empiezan a ser descubiertos. Nos referimos a la enfermedad de ALZHEIMER un tipo de demencia senil incurable que se ceba en personas mayores de 55 años y afecta a la friolera de 20 millones de personas en todo el mundo.
Debido al progresivo envejecimiento de la población, los expertos calculan que, de no encontrarse urgentemente un tratamiento eficaz, el número de afectados por esta demencia podría duplicarse en el año 2025, nos enfrentamos a la plaga del siglo XXI. Hoy la enfermedad del ALZHEIMER es la tercera causa de muerte entre las personas adultas, después del cáncer y las dolencias cardiovasculares; además debido a su lenta pero implacable evolución, que puede prolongarse durante mas de 10 años, constituye uno de los principales problemas de salud publica. Así nos comento la neuróloga Guadalupe Bonilla. Piénsese que el gasto que genera un enfermo de ALZHEIMER alcanza fácilmente los cuarenta mil dólares anuales, haciendo que esta patología cause 2 victimas, que son el propio enfermo y el cuidador, que suele ser generalmente el compañero sentimental y a falta de ese, casi siempre una hija.
Placas y ovillos en los tejidos con demencia, en 1907 el neurólogo alemán Alois Alzheimer fue el primero en reconocer este desorden en la autopista de una mujer de 51 años que había muerto demente. Alzheimer encontró 2 anormalidades, placas seniles o amiloides y ovillos neurofibrilares, también llamados por su forma torpedos. Esta especie de heridas surge primero en el hipocampo y la amígdala, relacionadas con la memoria, y evolucionan progresivamente hacia los distintos lóbulos cerebrales. Una de las consecuencias que nos comento la doctora es al necesitar el enfermo una constante ayuda, incluso para las funciones mas elementales e intimas, la persona que lo asiste pueda caer en lo que se denomina el síndrome del cuidador, frustración, depresión y ansiedad son algunas de sus secuelas, que llegan a desestabilizar a los familiares directamente implicados en la asistencia del paciente, así lo describe la neuróloga Guadalupe Bonilla. Desde que aparecieron hace algunos años los ratones transgeneticos, roedores a los que se les cuelga en su material hereditario genes foráneos, los expertos se han esforzado en obtener animales que imitaran los síntomas de este tipo de demencia senil, desafortunadamente los resultados han sido desalentadores. Sin embargo recientemente dos grupos de investigadores encabezados por el genetista John Gearhart, ha conseguido transferir a ratones el gen humano que parece estar directamente implicado en la aparición del mal de Alzheimer; dicho fragmento de material hereditario es el responsable de la síntesis de la proteína precursora de la beta amiloide o APP; peor hasta el momento, ninguno de los dos grupos ha confirmado que sus ratones de Alzheimer desarrollen las placas amiloides, los ovillos o cualquier otra patología de este trastorno neurológico. A pesar de ello se sigue buscando la manera de colocarles genes humanos implicados en el mal.
J.A.O