Representantes de los medios de comunicación de Cuenca tuvieron un primer encuentro que les permitió analizar el papel que vienen cumpliendo en la orientación, educación y formación de la comunidad. Gerentes de medios impresos, radiales y de televisión se refirieron a los contenidos de cada uno de los medios y al manejo que recibe la información. Coincidieron en señalar que si bien es cierto la objetividad es subjetiva, desde sus distintos espacios el propósito sincero de encontrar la verdad. Marina Merchán, gerente de Diario El Mercurio, comenta que en ese acercamiento hacia la objetividad, los medios informan desde los dos lados. “He dicho siempre que un medio debe ser democrático y cuando deje de serlo está incumpliendo con la premisa única y fundamental de ser un medio comunitario, libre”, puntualizó. Hay medios que, en efecto, obedecen a grandes intereses económicos, pues han invertido en ellos. "Pienso que el tratamiento de algunos temas resulta difícil, pero por su importancia se publican aunque en menor despliegue; entonces, existen medios y medios, pero debemos defender que el periodismo, la comunicación sean pluralistas y no destinadas a un sector”, indica. Adriano Vintimilla, gerente de Telerama, comenta que siempre hay empresas detrás de los medios de comunicación que tienen sus propios intereses, pero más de allá de ello se busca un manejo adecuado de la información. Pero recuerda que todos los medios de comunicación son una empresa que requiere manejar ingresos para sostener su producción; sin embargo no deberían claudicar en sus principios y valores. Otro aspecto importante fue el mencionado por Fernando León, director del semanario “El Pueblo” de Gualaceo, en torno a la distancia que debe existir entre los medios y el poder económico y político. “No implica ser enemigos; pero sí, jamás claudicar en el derecho de fiscalizar todos los aspectos que sean de interés público, porque tiene que ver con la independencia del medio de comunicación”, dijo. Finalmente vino la reflexión sobre un tema vinculado a la ética, que exige el respeto al acusado y su derecho a la presunción de inocencia. Se hizo un llamado a la posibilidad de pensar en los efectos que la divulgación de la noticia puede tener y el daño irreparable que causa a la persona señalada. (Antonio Guncay)
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